Siempre
recibo con entusiasmo las noticias referentes a la restauración y recuperación
de material móvil ferroviario. Y la última ha sido a través del número 86
(diciembre de 2019) de la revista CARRIL, en el que se da cuenta del fin de la
restauración funcional de la locomotora 250.029 por parte de APPFI – Amics delFerrocarril de Móra la Nova. Este hecho me ha motivado a repasar la historia de
esta serie de locomotoras eléctricas de RENFE.
[Foto de Jordi Rallo]
Locomotora 250 remolcando un tren de mercancías y una veterana 276. [Foto de Jordi Rallo].
A
finales de la década de los 70 del siglo pasado, RENFE se planteó la adquisición
de dos nuevos tipos de locomotoras eléctricas de gran potencia. Aún más
potentes que las míticas “japonesas” (subseries 269, 279 y 289) que comenzaron
a prestar servicio a partir de 1967. Acabarían siendo designadas como las
series 250 y 251.
Afortunadamente
he encontrado por casa el número 11 (febrero de 1994) de la revista HOBBYTREN,
con un artículo del difunto Ángel Maestro sobre la serie 250. Y afirmo que con
fortuna porque el autor realiza un interesante análisis crítico sobre la
conveniencia económica de haber comprado estas máquinas, haciendo un estudio
técnico de las mismas y el resto del parque motor eléctrico de la compañía.
Locomotora 250 en cabeza de un tren de viajeros. [Foto de Jordi Rallo].
Locomotora 250 remolcando un tren "butanero" y una veterana 276. [Foto de Jordi Rallo].
Según
Ángel Maestro, con el encargo de las series 250 y 251 se incurrió en un “absurdo”,
dado que orgánicamente eran tipos diferentes de locomotoras. Algo que incurría
en aumento de costes por mayor complejidad del mantenimiento y gestión de
repuestos. Al menos, con la serie 251, al tener diseño nipón, compartían
bogies, parte mecánica y gran parte del equipo eléctrico. También cuestiona el
encargo en sí mismo. Argumenta que para las cargas tanto de mercancías como de
viajeros sobraba con la potencia de las “japonesas” 269. Entre dicha serie y
las veteranas 7600, 7700 y 7800, operativas entonces, quedaban totalmente
aseguradas las necesidades de la red electrificada. En el tráfico de viajeros
eran pocos y concretos los casos en que se necesitaba recurrir a la doble
tracción, igual que en el de mercancías. Y cuando esto sucedía, la doble
tracción de locomotoras 269 superaba la potencia ofrecida por las 250 y 251.
Pone como ejemplo el Puerto de Pajares, el trayecto más duro de la entonces red
de RENFE, comparando las cargas remolcadas en mercancías:
1
locomotora 250: 900 Tm.
Doble
tracción 269: 1300 Tm.
Doble
tracción 289: 1240 Tm.
Doble tracción 7700
(nuevas): 1200 Tm.
El
autor del artículo concluye el mismo afirmando que con el parque de máquinas
269 era suficiente y no comprendía bien la necesidad de comprar locomotoras de
gran potencia. Cree que consideraciones políticas superiores a Alejandro
Rebollo, entonces presidente de RENFE, serían las razones que radicaron en la
decisión corporativa que favorecía a la industria alemana en el caso de la
serie 250.
Una veterana "japonesa" 269 en cabeza de un tren turístico entre Madrid y Segovia hace poco más de un mes. [Javi Lemmy].
"Japonesa" 289 en cabeza de un pequeño mercancías. [Foto de Jordi Rallo].
[Foto de Jordi Rallo]
"Japonesa" 289 en cabeza de un pequeño mercancías. [Foto de Jordi Rallo].
[Foto de Jordi Rallo]
Una veterana 7700 arrastrando el expreso Shangai y una de las novatas 251 [Foto de Jordi Rallo].
Locomotoras de la serie 7700 en acción.
Una escena paradójica. Una locomotora de gran potencia arrastrando nuestro mítico Talgo III. [Foto de Jordi Rallo].
Brevemente
haré una descripción técnica de las 250. Su potencia nominal es de 4.600 Kw. Los
bogies son monomotores con disposición de ejes CC y birreductores para
adaptarlas a tráficos de mercancías o viajeros. La excitación del freno
reostático es independiente, alimentada por los grupos convertidores. El freno
neumático instalado en fábrica era dual, para aire comprimido o vacío, entiendo
que sobre todo por el importante parque de veteranos vagones de mercancías que
funcionaban con el segundo sistema. Y el mando de frenado es dual, combinando
neumático con reostático de forma automática, para aliviar el esfuerzo de las
zapatas de fricción.
Respecto
al equipo de tracción, resulta que solamente 5 de las 40 unidades encargadas
estaban dotadas de sistema chopper. En las 35 restantes, la regulación y mando
de tracción se llevaba a cabo de manera tradicional mediante contactores
electroneumáticos para la juego de resistencias, shuntados de campos con
conexiones de los motores en serie o paralelo.
En el número de octubre de
1981 de la revista CARRIL (pág. 40) se informa de la llegada de las dos
primeras unidades, comentando que 35 unidades serían construidas en España y
las 5 restantes en Alemania.
[Foto de Jordi Rallo].
Curiosa imagen de una 250 con junto a una UT 440 y ambos pantógrafos levantados. [Foto de Jordi Rallo].
Una 250 dando tracción a un tren herbicida. [Foto de Jordi Rallo].
Volviendo
al artículo de Ángel Maestro, se trata de una serie sobre la que han existido
versiones encontradas y enfrentadas. Y expone el testimonio anónimo de un
maquinista que empieza expresando: Si
bien la teoría escrita en un manual es interesante y necesaria, ocurre sin
embargo a veces, que los términos allí expresados entran posteriormente en
confrontación con los hechos encargados de demostrar la verdad de la teoría.
En un primer momento hubo problemas en cuanto al engrase de las transmisiones,
pero que se superaron con el empleo de bombas. Superado al inconveniente,
atribuye excelentes cualidades a la máquina. El diseño de la cabina atendía a
criterios modernos y lograba relax en la conducción gracias a la ausencia de
ruido molesto, óptimo grado de visibilidad y habitáculo amplio. Añade que el
interior de la locomotora era accesible y se posibilitaba una visión clara de
todos los órganos de las salas de máquinas, con pasillos amplios. Por mi
experiencia profesional como oficial de mantenimiento con locomotoras diésel-eléctricas
334 y 335, considero este asunto como un factor fundamental de cara a lograr
tiempos cortos de actuación tanto en mantenimiento correctivo como preventivo. En
cuanto a aspectos negativos de la máquina, el testigo informa de cierta
lentitud operativa en la conducción, motivada por el gran número de shuntados
establecidos, siendo costoso para el maquinista mantener una regularidad en la
marcha. Por ejemplo, el tiempo empleado en pasar de tracción a freno eléctrico.
Gracias a Jordi Rallo y Javi Lemmy por la cesión desinteresada de sus fotografías.
Muy bien redactado, se lee con ilusión yalegria. Buen trabajo Antonio, orgulloso de ver la elección de fotografias que has hecho.
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