Resulta relativamente frecuente la aparición de vestigios tranviarios durante la ejecución de obras en las calles de la capital de España. Fundamentalmente raíles y, con suerte, algún aparato de vía o sus partes. Lo que no suele ser tan frecuente es encontrar restos de la red de vía métrica que recorrió la ciudad.
El
pasado viernes 25 me acerqué a la calle Prim alertado por la información que mi
amigo Miguel Ángel Delgado había publicado en una conocida red social. Las
obras de remodelación de la calzada y aceras han expuesto al viandante el
antiguo pavimento y los raíles tipo Phoenix.
Tal
y como relata José Antonio Tartajo en su blog Madrid, Transportes Urbanos, en Madrid existió una explotación de
tranvías eléctricos de vía estrecha entre 1901 y 1934. Llegó a contar con 8 líneas
identificadas con letras. Sin llegar a entrar en el nudo tranviario de la
Puerta del Sol, sus vías recorrieron la urbe a través de su contorno, entrando
y saliendo del estrecho tejido urbano que en su día estuvo contenido por la
cerca de Felipe IV.
Parte
del trayecto fue compartido con los tranvías de “vía ancha” (1.445 mm) desde la
glorieta de Bilbao hasta Marqués de Urquijo. Los raíles de la vía métrica se
alojaban “en estuche” siguiendo el mismo eje que los de la ancha. Esto también
ocurrió en el trozo de la calle Alcalá entre Cedaceros y Barquillo. Más tarde,
cuando la red fue integrada en la Sociedad General, los cuatro pasaron a ser 3,
siendo uno de uso común para las dos clases de vehículos que sobre ellos
circulaban. También se pasó a emplear un solo cable para la toma aérea de
corriente. [Información extraída del libro AQUELLOS
TRANVÍAS DE MADRID… de Diego Gutiérrez].
Imagen de la calle Alcalá, en el punto de separación de las vías métricas hacia la calle Barquillo. Podemos apreciarlas justo detrás del carruaje que marcha en paralelo a un tranvía "canario" de vía ancha. La disposición de la pértiga del tranvía para la toma de corriente se corresponde con el sistema Dickinson que emplearon inicialmente. [Memoria de Madrid].
Inicialmente
la explotación estuvo a cargo de la Compañía Eléctrica Madrileña de Tracción
(CEMT), más popularmente conocida como “Madrileña de Tracción”. Como tristemente
fue frecuente por la madurez industrial y económica de España, detrás estaba la
Sociedad Continental para Empresas de Electricidad con sede en Núremberg.
El diseño de los cangrejos delataba su origen germánico. [Colección de Antonio Manuel Sanz Muñoz].
El 11 de noviembre de 1904 un cangrejo fue protagonista de un triste accidente. [Colección de Antonio Manuel Sanz Muñoz].
Volviendo
al valioso blog de J.A. Tartajo, el parque móvil estuvo compuesto por 50 coches
automotores eléctricos con toma de corriente por cable aéreo. Han pasado a la
historia como los “cangrejos” por el color rojo con que estuvieron pintados
algún tiempo. Hubo dos modelos, de caja corta o larga (mayor capacidad de
viajeros). Todos contaron con dos motores de tracción, freno dinámico y de mano.
Con esta humilde reseña he querido rescatar del olvido a estos entrañables protagonistas de la movilidad de Madrid durante la primera mitad del siglo XX. Tal vez será que mañana viajo por trabajo a las cercanías de Lisboa, que no puedo evitar cuestionar la manera en que se llevó a cabo el desmantelamiento de la red tranviaria madrileña. O más bien su exterminio por el desguace sistemático de la práctica totalidad del parque móvil y la no preservación de ningún trazado para usos turísticos y culturales. Cuestiones en que debemos de mejorar como sociedad.