domingo, 16 de julio de 2023

EL TÚNEL DEL PUERTO DE NAVACERRADA I

 Desde su inauguración en julio de 1923, el Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama (FEG) estuvo demostrando ser un medio de transporte eficaz y rentable para el desplazamiento de excursionistas y demás practicantes de deportes de montaña, desde Cercedilla hasta el Puerto de Navacerrada.

El mismo ingeniero que proyectó la línea, José de Aguinaga, presentó en enero de 1930 un proyecto titulado “Proyecto de la parte no construida, de la línea de enlace a través de la Sierra, del Ferrocarril del Norte con el de Madrid-Burgos, desde el Puerto de Navacerrada a la estación de Gargantilla de Lozoya por los valles de Balsaín y Paular”.


Fotografía correspondiente a un reportaje publicado en prensa, denunciando el retraso de la puesta en servicio del tramo Puerto de Navacerrada-Los Cotos

Años después, en un artículo publicado en 1948 en la Revista de Obras Públicas por el mismo Aguinaga, encontramos un párrafo titulado Cómo hacer de Madrid un centro internacional de excursiones de montaña y deportes de nieve. En él podemos ver cómo Aguinaga abogaba por prolongar el FEG de “forma inmediata” hasta el Puerto del Paular, que describía como el lugar más maravilloso de la Sierra, a 1800 s./m., convergiendo en él las laderas de Peñalara y Cabeza de Hierro, de 2500 m. de altura. Aguinaga consideraba que el Puerto de Navacerrada se estaba quedando pequeño para la afluencia de público y que era conveniente dar acceso a nuevos espacios de montaña que a su vez debían ser dotados de otros medios auxiliares de transporte, como teleféricos y planos inclinados.

El caso es que para poder llevar a cabo cualquier tipo de ampliación desde el Puerto de Navacerrada era indispensable la excavación de un túnel para salvar la divisoria natural entre los valles del Tajo y el Duero.

El proyecto definitivo empezó a fraguar a partir de 1957, cuando la Dirección General de Ferrocarriles, Tranvías y Transportes por Carretera encargó a la 1ª Jefatura de Estudios y Construcciones de Ferrocarriles un proyecto definitivo para la prolongación del FEG, aunque limitándolo al tramo Navacerrada-Los Cotos.

Las obras del nuevo trazado se iniciaron en 1959 y para los primeros meses de 1963 el túnel estaba completamente terminado. Pero sucedió algo, seguramente inesperado, que retrasó la entrega de la línea a RENFE y su puesta en funcionamiento. Uno de esos casos que al mundo de la ingeniería sirve de valioso aprendizaje.


Aspecto de la boca del lado Puerto de Navacerrada en la actualidad

Las bocas del túnel habían sido excavadas en terrenos compuestos por arenas y piedras sueltas procedentes de la descomposición de rocas de granito, muy dados a empaparse de aguas procedentes de lluvia y nieve derretida. Como consecuencia se generaron numerosas filtraciones que no sólo mojarían los trenes a su paso por el túnel. Debido a que las mencionadas bocas se habían perforado en puntos geográficos con notables diferencias de temperatura, la fría corriente de aire generada convirtió las aguas subterráneas en enormes masas de hielo que impedían el paso de los vehículos.

Tras contemplar varias opciones, se optó por impermeabilizar el túnel mediante inyecciones de cemento a baja presión a través de taladros practicados en secciones paralelas a distancias de tres metros en clave, arranque de bóveda y pies de hastiales. Además, se sellarían juntas y grietas para evitar excesivas fugas del cemento inyectado.

Pero me apetece detenerme en una de las opciones que fueron descartadas. Consistía en la excavación en mina de cinco galerías paralelas al túnel, para la captación o drenaje de las aguas. Habrían sido situadas en clave, arranque de bóveda y hastiales. Desconozco ahora mismo si se hubieran perforado a lo largo de toda la longitud del túnel. O si más bien se hubieran practicado desde las bocas, penetrando una determinada distancia dentro de las zonas de terreno permeable.

Opción de drenaje con galerías paralelas al túnel. Dibujo de Antonio Manuel Sanz a partir de otro publicado en el libro El Ferrocarril Eléctrico del Guadarrama de Javier Aranguren. 

Desde mi ignorancia entiendo que se podría haber tratado de una opción cara y con una realización muy dilatada en el tiempo. Y siento curiosidad por los medios técnicos y humanos que hubiese requerido la excavación de esas cinco galerías auxiliares.

Las obras fueron llevadas a cabo en los meses de noviembre y diciembre de 1964 tras la publicación de duras críticas en la prensa por el retraso en la puesta en servicio del ferrocarril.

No obstante, tengo entendido que los trabajos de impermeabilización de este túnel se han ido repitiendo con el tiempo. Y vuelven a estar contemplados dentro de la próxima gran obra de renovación de la línea.