jueves, 21 de mayo de 2015

El Mercado de Motores

Hace no mucho presencié una discusión sobre el Mercado de Motores en una red social. Y a punto estuve de participar en la tertulia cibernética aportando mi opinión sobre tal evento comercial y cultural que se celebra en el Museo del Ferrocarril de Madrid. Pero vi como el intercambio de opiniones degeneraba en descalificaciones personales y preferí abstenerme. Con los años he aprendido lo inútil que resulta intentar expresar mi opinión en ciertos ambientes. Así que decidí reservarme para la redacción del presente texto.


El Mercado de Motores es un mercadillo en el que se oferta y conjuga artesanía, reciclaje, arte, diseño y creatividad. La denominación proviene de sus primeras ediciones llevadas a cabo en la Nave de Motores, que es una antigua central eléctrica de Metro de Madrid. Pero desde hace ya un tiempo se viene celebrando los segundos fines de semana de cada mes en el Museo del Ferrocarril de Madrid, ubicado en la veterana estación de Delicias. Y sobre esto trataba la discusión antes mencionada entre entusiastas del ferrocarril.






Delicias fue la primera estación monumental e internacional de Madrid (1880). Bajo su hermosa estructura de acero partió el primer tren a Lisboa y es un hito en la arquitectura industrial de la ciudad. Acoge en sus vías y dependencias trenes y objetos que han sido salvados del olvido, el expolio y la destrucción. Esto convierte a Delicias en un templo del patrimonio. Y es ante este uso ocasional como mercado, con música en directo y puestos de hostelería, cuando surgen opiniones enfrentadas.



Por un lado podemos considerar el uso descrito como una profanación del valor patrimonial e histórico del museo y su colección. Algo en lo que no puedo evitar acordarme del pasaje bíblico en el que se relata como el Templo de Jerusalén era usado para la venta de ganado y cambio de monedas, entre otras cosas.




Por otro lado podemos valorar la oportunidad que el Mercado de Motores supone para que la ciudadanía conozca este referente del patrimonio ferroviario español. También el propio beneficio que pueda obtener el Museo del Ferrocarril de cara a su mantenimiento y mejora. Y es esta visión con la que me quedo, con mis personales matices.





La función de un museo ferroviario reside en la preservación, conservación y explicación de bienes históricos. Pero además debe ser objetivo la restauración y debida contextualización de las colecciones. Y tratándose de vehículos ferroviarios, me remito a la afirmación de Juanjo Olaizola, director del Museo Vasco del Ferrocarril, sobre que no fueron concebidos para la mera contemplación. Hablamos de ingenios mecánicos que fueron concebidos y diseñados para el transporte de personas y mercancías, dejando de lado, en muchas ocasiones, criterios estéticos en busca de una buena funcionalidad. Es fundamental no dejar de lado el objetivo de que, salvando problemas económicos y técnicos, locomotoras, coches, vagones y automotores vuelvan a circular.



Sobre la idealización de un museo ferroviario que acabo de exponer, los entusiastas del ferrocarril podemos aportar una larga lista de aspectos que mejorar en la gestión del Museo del Ferrocarril de Madrid. Mas es fácil opinar de los toros desde la barrera, por lo que se trata de aportar opiniones y críticas constructivas.

Valoro positivamente la celebración del Mercado de Motores u otros eventos en la sede del Museo del Ferrocarril de Madrid. Es una manera muy eficaz de fomentar nuestro patrimonio industrial e introducirlo en la vida de los ciudadanos a través de sus actividades de ocio. No veo dañino el hecho de que los mercaderes ocupen el templo durante unos días. E insisto en la oportunidad que esto supone para el mantenimiento y mejora de la propia estación de Delicias, su colección y entorno.



Como en todo, hay cuestiones que vigilar y mejorar. Y una asignatura pendiente que tenemos los españoles es el civismo. Todo evento público que se celebre lleva consigo cantidades enormes de desperdicios y usos indebidos de las instalaciones. Pero es algo ante lo que tenemos que luchar con medios, educación, vigilancia y sanciones. Es una tarea ineludible y habiendo voluntad por parte de los organizadores, no creo que la celebración del Mercado de Motores deba de ser algo nocivo para Delicias.




Otra cuestión que crea polémica es el uso de los vehículos ferroviarios como expositores de ropa, objetos retro, carteles, etc. No causando desperfectos, no lo veo malo como algo eventual. Es más, considero positivo mostrar a la ciudadanía que el patrimonio ofrece más opciones y usos que su simple exposición. Enseñar que instalaciones como Delicias pueden servir de soporte para interesantes actividades culturales y económicas.









El Mercado de Motores constituye un interesante espacio para la oferta de objetos de diversa procedencia. Desde artículos descatalogados y de segunda mano, hasta ingeniosos objetos hechos artesanalmente y reutilizando materiales que normalmente acaban en los vertederos. Y es otra asignatura pendiente en nuestra sociedad la mejora en la gestión de desechos y la adquisición sostenible de bienes.


En tiempo de grave dificultades económicas, es necesaria la habilitación de espacios para los intercambios comerciales entre ciudadanos de clase media y baja. No se cura así el gran problema, pero se van introduciendo pequeños cambios que mejoren nuestro modelo económico. 



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