sábado, 12 de marzo de 2022

Raíles sobre Madrid I

Hace justamente una semana, mientras iba caminando por la calle Segovia, me topé con unas zanjas de obras de la red de agua potable que habían dejado al descubierto raíles de la antigua red de tranvías. Hace tiempo escribí un artículo al respecto: https://bit.ly/3KVzliX




Como es propio de mí, me puse a tomar fotos del sitio arqueológico aprovechando los últimos minutos de luz solar. Y se me volvieron a revolver las entrañas pensando en la manera en que se desmanteló este tipo de medio de transporte en Madrid, cercenando posibles reaperturas de líneas para usos turísticos o urbanos. Asunto que ya he manifestado en otras ocasiones, y que seguiré haciéndolo. Es más, intentando poner los pies en la tierra, plantear y proponer su reimplantación.

Hubo una época en que la Plaza Mayor de Madrid hizo la función de intercambiador de transportes. ¿Y si algún día los tranvías volviesen a ocuparla pero bajo tierra, tal y como hacen actualmente los automóviles del aparcamiento?

La actual situación, y la que está por venir, en torno a la guerra en Ucrania puede devolvernos a situaciones de carestía energética que parecían cosa de pasados lejanos. Y me refiero concretamente al coste de combustibles fósiles de los que la Península Ibérica ha sido poco agraciada. Mas la cuestión es adatarse a las circunstancias y el cambio de éstas para sobrevivir.

Francamente, que se lograse mover automóviles con astillas de madera o carbón vegetal me parece toda una hazaña. La pena es que los equipos de gasificación tuviesen que ir incorporados sobre los propios vehículos, en vez de bombonas cargadas en instalaciones industriales.  [Imagen aportada por Antonio Bravo en Historias Matritenses]

Realizando una mínima tarea de documentación he encontrado un documento que me ha gustado en la web de publicaciones técnicas de Vía Libre. Su título es TECNOLOGÍA PARAEL TRANSPORTE URBANO: LOS TRANVÍAS Y METROS LIGEROS y está escrito por Óscar Martínez Álvaro.

Para empezar expongo una frase que me ha gustado mucho: las tecnologías no son buenas o malas por sí mismas, sino por el uso que se hace de ellas.

Tras una primera lectura nos podemos quedar con las dos grandes ventajas de los sistemas tranviarios:

·         Gran capacidad de transporte de viajeros, sobre todo si prestan servicio en plataformas reservadas.

·         Excelente rendimiento energético por vehículo-kilómetro atribuido el empleo de motores eléctricos con la consecuente posibilidad de recuperación de parte de la energía de frenado para devolverla a la red o emplearla en acelerar de nuevo los vehículos. Pero sobre todo y lo que distingue al tranvía de autobuses o trolebuses, el empleo de rodadura metálica que conlleva un menor consumo energético que con rodaduras con neumáticos.

En Mánchester (UK) funciona la red tren-tram Metrolink y me ha parecido una solución muy acertada.

A nivel crítico, el autor explica como en España se ha cometido el error de optar por este sistema para transportes de bajos volúmenes de viajeros. Al contrario que en las ciudades francesas en las que el tranvía fue restablecido. Este hecho nos debe de servir como lección a la hora de plantearnos nuevas acciones de futuro.

Otra reflexión muy interesante es la referente al consumo energético. Un tranvía viene a emplear la mitad de energía que un autobús de capacidad equivalente. Pero si la ocupación resulta ser menor de la mitad de la capacidad, con el tranvía se estará generando un consumo energético mayor que con el autobús. Por no hablar de los costes de establecimiento de infraestructuras y superestructuras. En ese sentido se me ocurre el empleo mixto de autobuses y tranvías. Por su puesto que en trazados en que toda la vía esté embutida en el suelo. Que en horas de máxima demanda el servicio sea atendido por tranvías y en periodos de poco tráfico por autobuses.

Respecto al tráfico de automóviles, temo que nos va a tocar asumir su detrimento en determinadas calles en favor de la circulación de peatones, bicicletas, tranvías y autobuses. Ya no es una cuestión de estética o confort. Es una cuestión de hacer frente a una realidad de pobreza energética y buscar soluciones a los problemas.