Quiero empezar el presente año con
un asunto que me parece muy interesante. Además, viene a cuento con las subidas
de tarifas que se implantan a partir del día de hoy, en concreto, en la
factura eléctrica.
Opino que a la hora de poner en valor
los potenciales energéticos que tenemos en España, no se está dando la debida
importancia a la biomasa. Cada verano nos lamentamos amargamente por los
incendios forestales que van asolando la Península Ibérica. A parte de ser
provocados, en su inmensa mayoría, la propagación de las llamas se sustenta en
la ingente cantidad de pastos, arbustos secos y ramas caídas o muertas que
cuelgan de los árboles. Tanto la disminución drástica del pastoreo en las
últimas décadas, como las desaparecidas tareas de poda llevadas a cabo por los
propios vecinos de los medios rurales, han convertido nuestros bosques en
polvorines.
Acabo de exponer el factor forestal.
Además, están los sectores agrícolas y urbanos, con sus residuos orgánicos. No
pretendo decir que no se esté trabajando al respecto. La idea que quiero
transmitir es que se puede avanzar aún más al respecto. Y no es sólo cuestión
de grandes corporaciones y entes políticos. Los ciudadanos también tenemos qué
decir y hacer al respecto.
A la hora de pensar en el
aprovechamiento energético de la biomasa, una cuestión que surge con frecuencia
es si es rentable en comparación con el consumo de combustibles fósiles. Puede
que "hoy" sean más competitivos los mencionados combustibles (carbón,
petróleo y gas "natural"). Pero también hay que pensar en el mañana.
Con un sector, como el del carbón, que no es competitivo con los productores
extranjeros y careciendo de pozos de petróleo en nuestro territorio nacional,
la cuestión es delicada. Respecto al gas "natural", tres cuartos de
lo mismo. Con ese panorama, estamos vendidos y sujetos a los precios y
condiciones que nos impongan naciones como Argelia, Rusia o Venezuela. Además,
hay que pensar en la factura medioambiental, sobre la que ya se ha dicho y
escrito bastante.
A la hora de buscar la independencia
energética de España, existen diversas opiniones. La discordia fundamental
radica en la política nuclear. Mi opinión ya la expondré y justificaré en un
futuro trabajo. No obstante, adelanto que mi postura como ciudadano apunta hacia
que deberíamos doblar el número de reactores nucleares que tenemos en España.
Dejando de lado esta polémica, entran en valor otros factores energéticos como
la generación eólica o solar. Y volviendo al objeto del presente texto,
poseemos un gran potencial en cuestión biológica.
No hay que olvidar que la combustión
de materia vegetal o animal genera gases contaminantes. Es necesario estudiar
los factores que minimicen o canalicen de forma adecuada tales productos
químicos. En lo referente al anhídrido carbónico, si se trata, por ejemplo, de
masa procedente de podas o limpiezas de suelos, mientras las plantas
"madre" sigan vivas, se cierra el ciclo de regeneración de oxígeno a
partir de anhídrido carbónico gracias a la fotosíntesis. Por tanto, no se está
contribuyendo a llenar la atmósfera de gases de efecto invernadero.
En siguientes trabajos iré
desarrollando este tema. De momento, os dejo un interesante vídeo. En él, unas
personas del "tercer mundo", buscan soluciones a los problemas, en
vez de andar lamentándose por su existencia y obviar sus capacidades.
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