Tras
haber superado la prueba de presión de la caldera, por parte de una empresa
certificadora, hemos procedido a devolver el fuego a las entrañas de la locomotora
tras casi 40 años parada.
Por
encima de connotaciones románticas, el objetivo ha sido detectar fugas en el
circuito de vapor, comportamiento de inyectores y demás accesorios de la
caldera. No se ha tratado el aparato motor de la locomotora, que aún necesita
reajustes de la distribución, entre otras cosas. No obstante, sentir el calor
en el hogar y el aroma a hulla quemada, nos ha revitalizado para continuar
adelante con los trabajos, que aún hay mucho por hacer.
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