La inmensa mayoría de locomotoras de vapor
activas, que hay en España, se encuentran en parques de modelismo tripulado.
Por tanto, es más usual o fácil disfrutar de estos románticos y hermosos
ingenios, en ferrocarriles de 5, 7.5 o 10 pulgadas.

Grandes y pequeños han disfrutado
viendo a los esforzados maquinistas-fogoneros echando carbón en el hogar, y
cuidando con esmero que los niveles de agua y presión en la caldera se
mantengan en los parámetros adecuados. A pesar de ser una tecnología menos
eficiente y con mayores gastos de explotación, el vapor algo tiene, que encanta
y enamora. Yo lo comparo con la vela en el mundo de la mar, que no termina por
pasar de moda.